Mi fortaleza.-Mis padres.

MIS PADRES
Los recuerdo siempre juntos. Hubo entre ellos
una relación sincera, fuerte, amorosa y responsable.
No eran iguales, mi papá tenía características de ser
hombre con visiones amplias, deseaba saberlo todo y
para él, el conocer, estudiar, el saber los por qué de muchas
cosas que lo deslumbraban y atraían, representaban una
aventura atractiva y tentadora.
Fue un hombre activo y le gustaba participar, pero amaba
su hogar. Nunca nos dejó, anduvo por muchas partes, que si mi
mamá hubiera querido o podido acompañarlo, él hubiera estado
muy contento que así fuera.
No se olvidaba de traernos obsequios. Maderas de Oriente, era el
perfume que elegía para mi mamá. Traía whisky Caballo Blanco y
no faltaba en el bargueño. Ninguno fue amante de la bebida, pero
ahí quedaba, por si alguna vista deseaba gustarlo.
Nosotros teníamos juguetes, libros, ropas, calzados, siempre tuvimos
alimentos, medicinas, estudios, casa de veraneo, automóvil y viajes...
Nada nos faltó y fue mi padre el que proveyó el sustento para todos.
Fué siempre muy generoso, mi mamá también lo fue. Siempre había
algún ladeado que enderezar.
No hubo dinero para tirar para arriba, riquezas y abundancia quizás
mal habidas, no. Todo fue producto de mucho trabajo, de no claudicar,
de buena administración, de poco aparentar, de tener límites y mucha moral.
En mi casa siempre hubo orden, prudencia, respeto, paz, compañerismo y amor.
Ese equilibrio supo llevarlo tanto mi padre Marcos, como mi mamá,
pero siempre fue mi mamá, con sus silencios, su prudencia y suavidad,
la que llevó el timón del hogar.. y mi padre como hombre inteligente
supo compartir con ella, conversar y aceptar toda la sabiduría de mujer
de hogar.
Ella fue su gran compañera, si había que andar en moto, acompañaba,
si era un viaje en el auto allá iba, si era cerca estaba bien y si resultaba
un viaje largo también estaba bien para ella.
Nunca me dejaron siempre fueron mis grandes amigos, mi protección
y mi guía. Una total bendición en mi vida.

FELIZ DÍA MAMÁ, BALDOMERITA.

Ya no tengo a mi madre junto a mí, desde hace muchos años,
pero siempre voy a recordar cada una de sus palabras, cada una de sus sonrisas..
Pero también voy a extrañar enormemente sus caricias. No hemos sido
en la familia, acostumbrados a las expresiones ruidosas de cariño, pero el
afecto, el respeto, la amistad y admiración mutua han estado siempre presentes en nuestro trato diario.
En nuestra formación hogareña se mantuvieron las normas de cordialidad,
de cortesía y los límites siempre estuvieron presentes. Nunca tuvimos agresiones,
malas respuestas o alguna forma de agresión física o verbal.
En nuestra época, que hoy parece remota, no por los años que nos
separan, sino por la forma de evolución en la educación, que pareciera
haber entrado en la "permisividad"descontrolada. La estructura de hogar,
de padres responsables e hijos respetuosos, pareciera que ha caído en decadencia.
Por suerte no en todas las familias. Continúa un sector de la comunidad
manteniendo los valores morales de otras épocas.
Por ese motivo hoy, Día de la Madre quiero recordarla con una poesía
que dediqué a ella. Muchos creen que se trata de una poesía amorosa,
pero no ... es fuerte la ausencia de su mano en mi frente, acariciando,
intentando borrar cualquier angustia, cualquier dolor...


Me faltas
¿Cuál es la distancia entre tus manos y mi frente?
¿Qué tiempo y qué espacio entre mi abrazo y el tuyo?
Por qué llegan hasta mí, silenciosamente audaces
los distintos sabores y aromas de ésa, tu ternura...
Dónde el adormilado sosiego de aquellas tardes añoradas,
siempre acrisoladas bajo el celeste gris de las glicinas.
Me aturdes, inmaterial remolino atizado de alegrías,
vislumbro nuestro patio, y quizás, tu querida imagen,
las dulces sombras cambiantes y perfumadas.
Y el sol..., atrevido, escurriéndose entre el ramaje,
besando con su luz las matizadas corolas generosas.

Ese encanto, esta nostalgia..., y tal vez,
la increíble bondad de tu presencia.
Certezas me transportan, conmocionan y enmudecen,
y comprendo,
que este camafeo de recuerdos
me trae la ausente calidez de antaño.
Esta renovada magia exacerba mis sentidos
y decido
que quiero gustarte nuevamente,
para que este sabor, tu sabor,
me endulce el alma.
.......................
Ada Ortiz Ochoa (Negrita) - Sierra Grande- Río Negro- Patagonia Argentina-

Casa de veraneo en Las Albahacas.

Tuvimos una casa de piedra que fue nuestro reducto preferido. En especial para mi padre, que le dedicó muchas páginas de su obra literaria, que podrás apreciar en el blog destinado a Marcos Ortiz, mi padre. http://cordobarionegro.blogspot.com
Teníamos frutales, caballos a disposición, un arroyito cantarino frente de la casa ¡las delicias era vivir allí!
El coche de mi padre, fue uno de los primeros en llegar a ese lugar. Avanzó como pudo entre espinillos y otras plantas serranas, esquivando piedras y depresiones. ¡Toda una aventura!
Uno de mis grandes placeres fue andar con mis grandes amigos: los caballos.

MI ALAZÁN
Salgo de la casa caminando despacito. El aire fresco del campo me recibe.
En los corrales espera mi caballo. Poco después ya somos solo uno..., en esta tarde con magia de chicharras, girasoles y rumor siestero.
Contigo, alazán, me siento dueña de la distancia y el viento. En un galope tendido tengo el alma libre y ligera, pero también juguetona y valiente.
Cuando transmites el nervio poderoso de tu marcha, sé que somos un solo espíritu. Un símbolo. Es como si tu poderosa fuerza estuviera a mi servicio.
Te siento amigo, fiel y compañero.
Te imagino con sueños como los míos, un poco quijotescos y otro poco ingenuos.
Como yo..., amas tu libertad.
A propósito, te dejo libre en la elección del camino y hago que sea para vos, más intensa la sensación de no contención.
Quisiera que no tengas riendas, ni freno, ni montura, que te acercaras confiado comiendo de mi mano un bocado predilecto, relinchando amigable ante la presencia cariñosa.
Pero la tarde invita a este paseo y ahí vamos, veloces. Con el viento cacheteándome el rostro y haciendo que mi pelo se parezca a mis ansias. Con ganas de volar lejos, a otras tierras, bajo este cielo sin fin que corre con nosotros.
¿Qué persigo? ¿Qué persigues? Nada y todo. Lo que es igual a vivir a pulmón lleno.
Estás agitado con la loca carrera, pero alegre. Yo también lo estoy.
Pero, sigue, sigue mi alazán ¡Vamos juntos! Mañana recordaré, esta tarde y tantas otras, en las que juntos fuimos libres.
Tal vez, añoraré estas tardes en las que soñé con una sociedad y un país libre de miserias, con aves sin jaulas, niños sin hambre, con la dignidad del trabajo y el estudio para todos, donde estén los ancianos protegidos, donde resguardemos la riqueza de mi país, donde compartamos la paz, siendo por siempre un pueblo soberano.
Más de una vez reviviré estas tardes, porque fuimos, mi alazán, totalmente libres.

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Ada Ortiz Ochoa (Negrita).- Sierra Grande- Río Negro- Patagonia Argentina.

¿Escribir desde cuándo?

Escribí desde que me acuerdo.
Siempre fui muy tímida y me entendía mejor conmigo misma escribiendo, que hablando con los demás.
La noche, el silencio de la noche, siempre tuvo un gran atractivo para mí. No he sido de salidas nocturnas, ni tampoco me hubieran permitido, era otra época y otra formación. Aquí te entrego uno de mis trabajos.

LA NOCHE DICE...

LA NOCHE DICE….

Vengo desde las profundidades de la nada… o del todo absoluto.

Solo sé, que traigo mi mensaje para mover conciencias, para sacudir las telarañas del entendimiento.

Para obligarte a ti, a que vuelvas tus ojos hacia adentro, a la esencia misma de tu ser y tomes nota de tu debilidad o de tu fuerza…

Recuerda que todos necesitamos conocernos para luego reacomodar los pasos, corregir senderos o realizar nuevos planes.

Recuerda qué pasó con tu amigo ¿necesito refrescarlo? ¡Bueno, lo haré!

Puedo comenzar por decir que Luca había muerto.

La soledad le había acompañado en la vida y ella le había sido fiel hasta la muerte. Mientras su cuerpo adquiría la frialdad del duro invierno…, sin primaveras por delante, el viento comenzó a aullar amenazador y trágico.

Los pocos amigos que tenía no se hicieron presentes. La soledad lo invadía por dentro y por fuera. ¿Cuánto de bueno había tenido su existencia?

Era muy pequeño cuando la vida se ensañó con él, luego todo había sido una cadena de amargos desencantos, con algún otro momento de felicidad.

Fue un mozo arrogante y peleador, que parecía disputarle al diario vivir, una migajas de comprensión.

Ahora, ya rígido, su rostro se notaba surcado de infinitas arrugas, pero tenía aspecto de sosiego, de calma…

El tiempo podría haberse detenido allí, en ese mismo instante que parecía…, ¡tanta era la quietud del cuadro!.. algo intemporal e intangible.

De pronto la puerta se abrió.

Una alargada silueta se dibujó a contraluz…Era una mujer. Caminó como en trance. Parecía débil e insegura.

Un rayo de luz dejó, momentáneamente apreciar su rostro.

Una expresión de incredulidad, dejó paso a otra de dolor, de aterradora lucidez.

¡Luca estaba muerto!..., se sentía vacía y ella misma invadida de mortal desgano.

¿Recuerdas ahora? Ese fue el final de Luca.

He querido que hoy me escucharas, para que la reflexión llegue a tu enloquecida cabeza.

No quieras saber mi nombre, ni ver mi rostro.

Nadie me conoce, yo soy la profundidad de la noche.

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Ada Ortiz Ochoa (Negrita).- Sierra Grande- Río Negro- Patagonia Argentina.